La luz gozosa de Mayo se colaba entre los montes que circundan la "Foya de Castalla". A las siete de la mañana los arcabuces almogávares vomitaban fuego a los pies de la entrañable Ermita de Santa Lucía, anunciando de esta forma a los ibenses que la Fiesta daba comienzo. La sucesión de actos fue la habitual; "Missa del Fester", almuerzo en la Glorieta, XLVII Concurso de Cabos de Escuadra, en el cual los Almogávares arrasamos por segundo año consecutivo, consiguiendo la Escarapela al mejor cabo cristiano, y el premio a la mejor escuadra. Creo no equivocarme al afirmar que en los cuarenta y siete años de historia del mencionado concurso, esta ha sido la primera vez que la misma comparsa logra, dos años seguidos, el doblete de galardones. Los Almogávares, cómo de costumbre, rompiendo moldes. Tras la comida, que por unas razones o por otras no se sirvió con la celeridad deseable, las escuadras almogávares desafiaron a la lluvia en el acto de "l´Entraeta de l´Avis" junto al resto del Bando Cristiano. El Bando Moro tuvo mejor suerte, ya que las nubes terminaron por abrirse dejando paso de nuevo al sol. La procesión de regreso al Asilo de la imagen "chicoteta" de nuestra Patrona culminó los actos oficiales de tan gloriosa jornada. Olvidaba decir que la imagen estrenaba la restauración del vestido del Niño, una interesante pieza del bordado valenciano en estilo barroco confeccionada en el s. XIX.
Lo que sucedió tras la posterior "picaeta" que lo cuenten las "aves nocturnas"...
No hay comentarios:
Publicar un comentario